Recuerdos del ayer; Reseña completa

En Recuerdos del Ayer, nos encontramos con la vida de Taeko Okajima: una joven de veintisiete años que pide permiso en su trabajo para tomarse unos días de vacaciones y, así, poder volver a su hogar, en Yamagata, un pequeño pueblo en el que vive su cuñada, y lugar del que tiene muy buenos recuerdos.

Es en este viaje rumbo a la casa de campo de sus familiares, así como su estancia aquí, que Taeko comenzará a recordar momentos que vivió en el colegio, en tanto, en el presente, no sabe muy bien cómo encausar su vida y si es buena idea el acepta la propuesta de noviazgo de Toshio, un muchacho del pueblo que trabaja como granjero y por el cual siente un profundo sentimiento de cariño.

Se trata de una película japonesa de animación del reconocido Studio Ghibli, obra de Isao Takahata (el mismo autor de La tumba de las luciérnagas) y que se estrenó en el año de 1991 en Japón.

Cabe mencionar que este largometraje contó con dos diferentes títulos en lengua española, el primero “Recuerdos del ayer”, se empleo sobre todo por los trabajadores y algunos fans del estudio, mientras que “Los recuerdos no se olvidan” fue el nombre que usualmente recibió en certámenes y premios. El más popular es, precisamente, el primer título.

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¿Merece la pena?

Podemos decir que se trata de una particularidad dentro de las películas producidas por el Studio Ghibli; ya que, al verlo, podremos notar que se trata de un largometraje muy distinto a lo que hasta el momento se lanzaba en el estudio.

En cuanto al género, hablamos de un drama dirigido especialmente al público adulto y, sobre todo, femenino. Aunque, más allá de ello, Recuerdos del ayer fue un auténtico éxito en Japón.

Sin ánimos de exagerar, se trata de una obra maestra de la animación, tanto en lo que respecta a su escritura, como a nivel musical y visual.

En cuanto a los personajes, podemos hablar de una construcción y desarrollo perfectos.

La vida de Taeko Okajima es sencilla y sin mayores problemas; común y corriente; aunque esto es precisamente lo que logra atraparnos e identificarnos con ella y aquello que le sucede.

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Y, desde mi punto de vista, esto es lo mejor de Recuerdos del ayer, y es que se trata de una historia simple, pero que no por ello deja de ser conmovedora. No tiene que ocurrir nada fuera de lo normal, siendo esto algo de lo más complicado de lograr en el mundo del cine y, en general, en el arte de narrar historias.

Poco a poco iremos avanzando en la vida de Taeko, desde su infancia, en donde seremos espectadores de su forma de ser, sus juegos y bromas (típicos de una niña de su edad: 10 años), hasta volverse una mujer y, con un pensamiento mucho más maduro, decide pasar sus vacaciones en el campo, alejado del ajetreo en la vida que hasta entonces llevaba.

Se trata de un drama muy diferente a La Tumba de las Luciérnagas, y no debemos esperar ni el mismo desarrollo de los personajes, ni una historia semejante. Empezando porque en ningún momento nos encontraremos con la temática de la guerra (muy usual en las producciones de los Studios Ghibli); sino con la nostalgia y la empatía por un personaje que lleva una vida como cualquiera de nosotros.

¿Y qué hay de la música de Recuerdos del Ayer?

Otro de los aspectos que más te sorprenderá (al menos en mí lo hizo) sobre Recuerdos del Ayer es la banda sonora, que también suele ser un tanto diferente a lo que Studios Ghibli tenía acostumbrado a su público hasta el momento de su lanzamiento.

Por ejemplo, podemos encontrar una buen número de canciones folclóricas y tradicionales, pero no sólo de Japón, sino de otros países (muy diversos entre sí) y que logran encajar a la perfección en las escenas de la película.

Por ejemplo, nos encontramos con composiciones como “Stornelli” una típica canción italiana que estoy seguro muchos de nosotros hemos escuchado, “Cântec de Nunta” del cantante rumano Gheorghe Zamfir; o bien, “Dilmano Dilbero”, una melodía tradicional de Bulgaria. Como podemos apreciar, se trata de una banda sonora bastante folclórica.

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En resumen, podemos decir que se trata de otra gran película, tanto de Isao Takahata, como de los Studios Ghibli, como sin duda lo es La tumba de las luciérnagas. Donde nos encontramos con un guion a la vez simple, pero en todo momento emotivo. Recordándonos la importancia de muchas experiencias de nuestro pasado.

Por último, debemos recalcar que no se trata de una película apta para todo tipo de público. En mi opinión, los niños mayores de 12 años ya podrán comprender mejor el sentido de la película. A una menor edad, puede ser complicado e, incluso, les puede resulta aburrida.