Susurros del corazón es una película de animación japonesa producida en el 1995 por Studio Ghibli, siendo dirigida por Yoshifumi Kondo.
En esta historia, nos enconramos con Shizuku, una niña de catorce años, para quien los libros son lo más importante en la vida. Su cabeza está llena de historias inusuales, intenta traducir canciones del inglés y lee cada vez que encuentra un momento.
Sin embargo, este estilo de vida puede ser bastante difícil de llevar cuando vives con una madre estudiante, un padre bibliotecario y una hermana que planea independizarse; ello, sin tener en cuenta que debes de ayudar con las tareas de casa a menudo. Esta es una de las razones por las que, constantemente, Shizuku toma prestados libros nuevos de la biblioteca de su escuela.
Pero, pronto, se da cuenta de que todos los libros que ha estado leyendo ya habían sido prestados previamente a otra persona: Seiji.
A partir de aquí, Shizuku inicia un viaje fantástico, en donde la chica se verá inspirada para comenzar a escribir su primera novela; y, algo que no espera, una historia de amor que será para toda la vida.
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Entonces… Susurros del corazón, ¿Merece la pena?
Acerca de la trama de Susurros del corazón, podemos decir que fluye con calma, sin giros y vueltas repentinas; sin embargo, está lejos de ser una historia aburrida, ya que prácticamente cada minuto es importante.
Aquí no encontraremos monstruos peligrosos, ni escenas dramáticas: nos encontraremos con una historia sencilla y reconfortante sobre la vida, los sueños y el descubrimiento de nuestro talento. Y, sin embargo, atrae, tiene mucha carga emocional y una atmósfera única. Y por supuesto, como en las películas del Estudio Ghibli, hay un lugar para un poco de fantasía en este hábito supuestamente ordinario, en este caso, gracias a los gatos.
Además, después de las películas ambientadas en pueblos pequeños donde todos viven en casas grandes típicas del Estudio Ghili, finalmente podemos disfrutar una película ambientada en el gris Tokio.
Se trata de un lugar donde las calles siempre están llenas, el aire está contaminado y donde la gente tiene que trabajar en cubículos diminutos. Curiosamente, el resultado final fue genial, y Tokio consiguió aparecer no sólo como el espacio en el que suceden las acciones; sino que, en muchas ocasiones, prácticamente funciona como otro personaje.
Otra gran ventaja es la atmósfera que se creó durante los últimos quince minutos de la película. No quiero revelar nada, pero, en lo personal, me agradó bastante el intercambio de opiniones extrañamente artificial entre los personajes principales, y por supuesto, el encuentro amoroso con que se finaliza la historia.
Además, los personajes de apoyo demuestran, así mismo, un nivel excelente. El abuelo de Seiji, como uno de los pocos héroes del anime, es un representante de la bohemia japonesa; siendo, al mismo tiempo, un personaje divertido y conmovedor, pero sobre todo, real.
Así mismo, nos encontramos con Yuko, la amiga del personaje principal (aunque no entiendo bien su repentina poco después de la mitad de la película) y Shiho (la hermana mayor). Ambos personajes que, si bien no son necesarios, le dan un toque único a la película.
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En lo personal, mi escena favorita fue la final, aquella en la que Seiji llega improvisadamente a Japón, y opta por ir a encontrar a Shizuku a su casa para sorprenderla. ¿Qué hace? La lleva en bicicleta para ver la salida del sol (algo muy representativo en la cultura japonesa, hay que decirlo), y, antes de ir a Italia (pues tendrá que estudiar allá); Seiji le pide a Shizuku que lo espere, y… que si aceptaría casarse con él, a lo que la jovencita responde afirmativamente y, entonces, Seiji le dice que la ama.
Lo sé, se trata de un final de amor, pero fluye de forma perfecta y encaja muy bien con el resto de la trama. Es decir, no se ve como algo forzado ni artificial. Al contrario, se trata de una escena inspiradora y que nos permite saber que la historia de Shizuku terminará de la mejor forma posible.
Debemos aceptar que prácticamente todas las películas del Estudio Ghibli cuentan con un toque particular; y Susurros del corazón no es una excepción. Aquí encontraremos un claro mensaje de superación personal, no sólo para Shizuku, sino también en el caso de Seiji. Ya que, aunque son jóvenes, cuentan con metas que desean lograr, tanto individualmente como en conjunto; y al cercano y largo plazo.
Conclusión final
Esta historia representa perfectamente como deberíamos intentar que fuera nuestra; siempre en pos de mejorar, buscando luchar por alcanzar nuestras metas, por muy complicadas que parezcan. Lo que verdaderamente importa es el seguir adelante y mantenernos motivados, ya que el premio a nuestros esfuerzos tarde o temprano llegará.
Por otro lado, tenemos los gráficos, que según mi opinión son simplemente cautivadores; en especial los fondos, como el paisaje que se ve desde la tienda de antigüedades, o la tierra que atraviesa Shizuku en compañía del Barón.
La música también mantiene un nivel bastante alto a lo largo de toda la historia, y el leitmotiv es, sin duda, la canción Take Me Home, de Country Roads – cantada primero por Olivia Newton – John, y luego traducida e interpretada por el personaje principal.
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En general, puedo decir que Susurros del corazón es una película de animación que vale la pena volver a ver, aunque solo sea para repensar nuestros sueños y objetivos en la vida.
Finalmente, debo decir que Susurros del corazón es una película bonita y exitosa. Sí, Shizuku, en ocasiones, puede a ser insoportable (estamos hablando de una adolescente rebelde y traviesa); y, siendo sinceros, en ocasiones es más lenta de lo que me gustaría.
Sin embargo, podemos ver mucho esfuerzo detrás de ella, personajes secundarios que realmente aportan algo a la historia, una gran animación y un toque único de creatividad; algo por lo que me encantan las producciones del Estudio Ghibli.
Definitivamente es una película que vale la pena recomendar, especialmente para los amantes de las películas de animación japonesa. En lo personal, la disfruté bastante.